La primera semana sufrimos bastante con la búsqueda de piso,
no encontrábamos nada y nos veíamos en la calle, finalmente encontramos un
piso, antiguo, sucio y bastante peculiar. Luego se convirtió en nuestro hogar,
durante 3 meses fue el mejor lugar en el que podíamos estar, conocimos personas
de otros países y aprendíamos algo de cada una de ellas. Después de inventarnos
miles de palabras, aprendimos a hablar algo de italiano y fue entonces cuando
empezamos a conocer esa cultura. Es cierto que algunas cosas no nos gustaban nada (son un poco machistas) pero otras nos encantaban.
Esta experiencia nos sirvió a crecer personalmente, tuvimos
la oportunidad de conocer muchos pueblos y ciudades de Italia como Roma,
Venecia,etc.
En cuanto a las prácticas, nos daban toda la autonomía para
crear y proponer actividades y nos cuidaban muy bien, cualquier cosa que
necesitábamos ellos nos la daban, solo nos costo adaptarnos a la forma que
tienen allí de trabajar, muy diferente a la nuestra.
Y como no, hay que hablar de la comida italiana que es espectacular: sus helados,
pizzas, pastas, croissants, focaccias..Si no tienes cuidado volverás con unos
cuantos kilos de más.
Esta experiencia fue nuestra desconexión a una vida llena de
trabajo y rutina y realmente nos sentó muy bien. Si pudiésemos volver a irnos,
sin dudar, lo lo haríamos.
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